El Trípode vital de nuestras relaciones

Más que brindar respuestas a muchas de nuestras inquietudes sobre los grupos y las relaciones; probablemente ya resueltas, entre otros, por profesionales como Rogers y Damasio. Espero que el presente texto inspire mayor curiosidad y preguntas sobre cómo facilitar, de la mejor manera, el desarrollo de relaciones «sanas» y fuertes. Relaciones personales, equipos y organizaciones que sean cada vez más conscientes e intencionadas sobre aquello que, consciente o inconscientemente, anhelan co-crear a la larga.

¿Cuántos de nosotros hemos visto manifestarse a la sabiduría innata de las relaciones,  <<La sabiduría del «organismo»>> como la llama y dice haberla visto Carl R. Rogers? ¿La observamos y reconocemos como tal en los grupos y relaciones de todo tipo? Rogers usa este término en su obra Grupos de Encuentro para promover su gran confianza en el grupo y en su propio proceso grupal. Hace una comparación entre los fenómenos grupales y los movimientos aleatorios de los glóbulos blancos en el torrente sanguíneo; estos son aleatorios hasta que surge una enfermedad provocada por una bacteria, entonces, comenta: «…de un modo que sólo podría describirse como intencional, se dirigen hacia esta, la rodean, la devoran poco a poco y destruyen, para luego volver a desplazarse sin orden ni concierto» En forma análoga, sostiene Rogers, un grupo, por sí mismo, reconoce los elementos «malsanos» en su proceso, se centra en ellos, los esclarece o elimina, y se transforma en un grupo más «sano».

Las observaciones que realiza Rogers nos hacen volver a Antonio Damasio y los conceptos de homeostasis básica y sociocultural. Esta última, es la que nos permite a los seres humanos regular, en parte, nuestras vidas. Nos lleva a construir sistemas de justicia, de moral, de política, de economía.

A raíz de sus investigaciones neurológicas Damasio concluye que tanto los procesos de funcionamiento como la organización misma de la vida se han establecido desde muy temprano en formas de vida muy simples (homeostasis básica). En células tan simples como las bacterias se observan asombrosas capacidades. Por ejemplo, la organización social. Tienen la capacidad de generar, entre otras cosas, su propio adelgazamiento individual para mantener la vida, junto al resto, y luchar por su existencia. Sin cerebro, sin un sistema nervioso de cualquier tipo, son capaces de detectar cuántas de ellas están allí. De preguntarse: ¿Es esto suficiente para hacer lo que tenemos que hacer en este proceso? ¿Cómo podemos luchar por este territorio?

¿Cuánto de lo que vivimos en primera persona o presenciamos, en los distintos grupos o relaciones de las que formamos parte son señales de la auto-regulación generada por la homeostasis básica o sociocultural? Para aquellos que quieran más información sobre los conceptos de homeostasis básica y sociocultural copio el enlace de la entrevista a Damasio, espero les resulte de interés.

¿Cuánto sabemos sobre aquello que mantiene las relaciones «sanas» y las ayuda a desarrollar un sistema inmunológico relacional potente? ¿Cómo aportamos a nuestros “sistemas relacionales”, aquellas relaciones que consideramos –realmente importantes- para nosotros, mayores posibilidades de alcanzar aquello que, consciente o inconscientemente, anhela, toda relación, construir o alcanzar, juntos?

Que tal si exploramos sí en los sistemas relacionales, como en nuestro organismo humano, cuando se pone en riesgo el «trípode vital»; es decir, se ven afectados algunos de los sistemas vitales como lo son en nuestro organismo: el sistema neurológico central, el sistema circulatorio y el sistema respiratorio. Estas relaciones reaccionan, por sí mismas, para recuperar este «trípode vital».

Nuestro organismo humano tiene un abanico de respuestas inmediatas cuando ve amenazada su supervivencia, genera -mecanismos compensatorios- que rescatan el sistema vital afectado (neurológico-respiratorio-circulatorio) antes que todo el sistema central colapse. De hecho, los glóbulos blancos nombrados en párrafos anteriores, son en definitiva uno de los muchos mecanismos compensatorios con los que responde la sabiduría de nuestro organismo. ¿Tendrán las relaciones/grupos algo así como un «trípode vital»? ¿De ser así, nos queda claro cuáles son los sistemas vitales de estos «organismos», los sistemas que hay que nutrir y cuidar? En especial, en aquella relación importante para cada uno de nosotros.

No dejo de sorprenderme, agradecer y celebrar -toda la sabiduría que ya está allí- en la Naturaleza, dentro de nuestros organismos más originarios y nuestras relaciones más complejas.  Y, no dejo también de preguntarme: ¿Qué pasará cuando la respuesta de nuestro organismo a una amenaza es exagerada, desproporcionada? Cómo cuando un organismo humano muere a causa de la propia respuesta de su organismo por salvarlo. Si usamos como ejemplo el caso de un shock anafiláctico, podríamos decir que de alguna manera son nuestros propios mecanismos compensatorios los que terminan por matarnos. ¿Sucederá lo mismo en los grupos y las relaciones?

¿Habrán relaciones (parejas, familias, equipos, organizaciones, países) en las que las propias, sabias y bien intencionadas, respuestas por salvarse sean tremendamente desproporcionadas al punto de matar rápidamente al propio organismo que busca ayudar? Como en los organismos humanos, ¿Habrá relaciones más «alérgicas» a algunos agentes que a otros? ¿Qué es toxico para toda relación, qué es toxico para mi relación «importante», y quizá no para otras? Algo importante a explorar también puede ser: En caso de que nuestro organismo o sistema relacional llegue a requerir apoyo externo ¿Qué/quien podrá ayudar? ¿Cuáles son aquellos antialérgicos y antibióticos que estamos necesitando o nos vendría bien tener a mano?

Y quizá, aún más importante qué todas las preguntas anteriores ¿Qué hace en definitiva que algunas relaciones se mantengan «sanas»? ¿Cómo desarrollan sistemas inmunológicos potentes, resilientes? ¿Qué de todo esto, que ya da resultados, le vendría bien a mis relaciones importantes, ahora?

Fernando Caballero

Coach/Facilitador Apus

Bibliografía